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COMIDA Y SEXO

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Se trata sin duda de dos de las actividades más placenteras de las que puede disfrutar el género humano. Ambas mueven montañas y toneladas de dinero. En ambas subyacen nuestros instintos más animales, pero las dos han sido también objeto de los refinamientos más alambicados. Curiosamente las dos destacan con luz propia entre el listado de pecados más buscados. Si por separado ostentan tanto poder, su matrimonio se antoja tremebundo. Pues sí y no. Aunque hay asociaciones claras a lo largo de la historia entre determinados alimentos, sobre todo bebidas, y la práctica del sexo y el erotismo, lo cierto es que son dos gigantes que se respetan bastante. Las copas previas al encuentro amoroso (champagne casi siempre en el séptimo arte), ciertas prácticas un tanto pegajosas (la típica de la nata, las duchas otra vez con champagne), algunas escenas de mordisqueo insinuante con luz tenue de fondo (Kim Basinger en Nueva semanas y media, a las puertas del frigorífico, y en miles de anuncios, con el helado como símbolo fálico subliminal) y poco más (bueno, habría que recordar cómo la nueva cocina también encuentra sus aplicaciones, como aquella que se comentó en relación a los peta-zetas y su uso en el sexo oral). Pero donde si ha habido un acercamiento es en el alimento como elixir o como reconstituyente. Desde Casanova y sus docenas de huevos para pasar la noche fornicando, pasando por los miles de potingues de la cultura oriental para conseguir erecciones que se antojan dificultosas, a lo largo de la historia no han faltado intentos de mejorar las prestaciones amatorias o de derribar los muros de la frigidez a través de la alimentación. Pero (pensaba yo) cuando todo ello es llevado al ámbito molecular, a los estudios científicos, la cosa se va quedando en más bien casi nada.

Así las cosas, hace poco me he topado con un artículo científico (publicado en el Food Research International), en el que se revisan algunos de los alimentos que parecen tener un efecto afrodisiaco real. ¡Coño! (nunca mejor dicho). Así que parece que algunas de estas leyendas sí que tienen alguna base. Ya tenía alguna información recopilada al respecto (incluso llegué a empezar a preparar una charla para un curso que al final nunca se impartió). Y también está el artículo de Raimundo Sánchez del Moral (que me pisó el tema ya hace tiempo, cuando estaba yo en pleno proceso de recopilación de información).

En la revisión a la que hago referencia, se listan una serie de sustancias que han probado algún tipo de actividad en estudios científicos, y también se refuta la efectividad de otras que se han empleado para mejorar las prácticas amatorias. Entre las que presentan avales, el ámbar gris (sacado de los cachalotes) ha probado su efectividad en estudios llevados a cabo con ratones de laboratorio, aumentando el número de erecciones y la frecuencia de intentos de relación, y produciendo una disminución en la contracción de la musculatura lisa, que se asocia a una mejora en la erección. La piel y las secreciones de algunas especies de sapo (del género Bufo) contienen un compuesto psicoactivo (la bufotenina), uno de cuyos derivados es una alucinógeno que posee propiedades estimulatorias (vamos, que te entran más ganas). También se ha sugerido que la mejora en la capacidad amatoria de su uso tópico podría derivar de un cierto efecto anestésico (traducción: que si se unta uno las partes claves, él pequeño efecto anestésico que presenta hace que se retarde todo un poco, y se pueda estar más tiempo dándole al asunto).

La cantárida (que los anglosajones conocen como “Spanish fly”: mosca de España), secreta una sustancia denominada cantaridina, que en dosis elevadas puede ser tóxica. Parece ser que ya desde la antigua China se hacía un polvo a partir de los bichitos para hacer una infusión (¡A qué sujeto se le ocurriría probar algo así la primera vez! ¿¡Qué otras cosas no probaría?!!). Tras su ingestión, se produce una irritación del tracto uretral provocando priapismo (vamos, que así por las buenas y sin excitación previa, se te pone como un chorizo de Pamplona en hombres, o como un garbanzo en féminas). Esto parece deberse a una inhibición de la actividad fosfodiesterasa y protein-fosfatasa que provoca la cantaridina. Sin embargo, en algún estudio se ha cuestionado su efectividad, y se ha probado su elevada toxicidad (muerte con 10 mg: creo que no merece la pena).

La yohimbina es un clásico. Se extrae de un árbol africano y se suele consumir como una infusión (aunque desde hace tiempo está en forma de cápsulas, que se pueden vender para mejorar la libido en USA y Canadá). Parece que esta si tiene ciertos efectos para mejorar disfunciones eréctiles, y que contribuye a relajar la musculatura lisa (y a mejorar por lo tanto la erección). El efecto del Abrojo (Trubulus terrestris) parece deberse a una sustancia denominada protodioscina, que provoca un aumento en los niveles de andrógenos. Su acción se ha probado en ratones, provocando un aumento en el número de actos sexuales, y además un aumento en la presión del cuerpo cavernoso (traducción: se te pone más dura). Sin embargo solo hay un estudio científico en humanos, en el que no se comprobaron los citados efectos (digo yo, en un estudio así, con el médico midiendo y tomando muestras, en una sala de una clínica, ya te puedes atiborrar de Trubulus terrestris, que no se te pone ni con Beyonce).

Las flores del género Epimedium (conocidas en inglés como “hierba de la cabra cachonda”), se ha utilizado desde tiempos inmemoriales en al medicina china para mejorar la función sexual. Su efecto parece deberse a la icarina. Como otros, su efecto cursa mediante una relajación de la musculatura lisa, que facilita la erección del pene. En pruebas con ratas de laboratorio la icarina ha demostrado un aumento en el número de cópulas y de eyaculaciones. Al otro lado del atlántico, en Brasil, también le dan a esto del doping amatorio. La Muira puama (madera de la potencia o palo del hombre) ha demostrado un aumento tremendo en la libido tanto de hombres como mujeres en estudios en la especie humana: “Después de la administración durante 2 o 6 días de 60 tabletas conteniendo 175 mg de un extracto de muira puama y 16 mg de Gingo biloa, la libido mejoró. Las mujeres describieron una mayor frecuencia e intensidad del deseo sexual y de las relaciones sexuales, de la satisfacción con la vida sexual, de la imaginación de fantasías, de la facilidad para llegar al orgasmo, de la intensidad de los orgasmos y de la frecuencia de las fantasías sexuales” (estos estudios parecen ligeramente más entretenidos que los de reestructurados de carne de cordero que estamos haciendo ahora).Y no muy lejos de allí, en los Andes, se utiliza para estos asuntos la raíz de la maca, que como la muira puama, ha demostrado sus efectos tanto en estudios realizados con animales como con humanos, machos y hembras.

De todas estas plantas tal vez la más conocida es el ginseng. Sus efectos son debidos a una serie de compuestos bioactivos conocidos como gingenoides. En algún estudio se ha comprobado los efectos en la mejora de la erección en humana (¡¡midiendo la rigidez!!! Cómo le digo yo a una doctoranda que le tiene que medir la rigidez a 25 sujetos. Además, en estos casos la persona que haga la medición puede influir claramente en el resultado).Aunque en algunos estudios no se ha podido constatar un efecto sobre el aumento del apetito sexual, en un artículo reciente se observó un mayor deseo sexual en mujeres menopáusicas tratadas con ginseng. Como otros tantos, su efecto deriva de la relajación de la musculatura lisa.

En la India y el sudeste asiático se consume la nuez moscada como estimulante y afrodisiaco. Su uso en esa zona es muy extendido, pero científicamente solamente se ha constatado su efectividad en ratas de laboratorio.

Y aquí vienen dos de los conocidos y cercanos. El azafrán contiene un par de compuestos activos, la crocina y el safranal, que han demostrado un aumento en la actividad sexual en ratas de laboratorio. Con tan solo una dosis, las ratas aumentaban la frecuencia de sus erecciones y de sus coitos. También se ha demostrado que provoca una cierta mejora en personas con disfunción eréctil. Concretamente, los sujetos que tomaron 200mg de azafrán (en tabletas) mostraron una mayor satisfacción en el “índice internacional de función eréctil” (¡la gallina!). Sin embargo, en un estudio posterior salió derrotado por la viagra.

Y al cacao resulta que también se le achacan propiedades de estas. Bueno, en realidad, en el párrafo que se le dedica, más bien se constata que no hay información, y únicamente se cita un estudio epidemiológico, en el que se encontró que las mujeres que comían chocolate todos los días tenían un deseo sexual significativamente más alto que las que no lo consumían (sin comentarios).

Entre los que no tienen probada ningún tipo de mejora de vida sexual se encuentran todos estos que tienen que ver con los símbolos fálicos (cuerno de rinoceronte, pene de tigre, fresas, zanahorias), ni los mariscos, ni el consumo de genitales de animales (por cierto, que ricas están las criadillas de cerdo). En la revisión también se hace referencia a que el alcohol, si bien puede facilitar la actividad sexual, disminuye sin duda las prestaciones.

Hay que decir que el autor del artículo es generoso con todas estas sustancias. En otros artículos (más serios) se cuestiona su utilidad, y se comenta que en la mayoría de los casos esl efecto placebo es tan o más importante que el propio del afrodisiaco (es decir, no hay tal efecto). Y lo que es más importante, no cita los peligros del uso de algunos de estos estimulantes. A base de pastillas de chocolate se antoja difícil intoxicarse, pero (por ejemplo) la cantaridina ha sido la responsable de varias muertes de individuos que hicieron uso de sus efectos para pasarse la noche en acción.

Más curioso me ha parecido la entrada dedicada a los estimulantes y afrodisiacos en la Encyclopaedia of Food Science and Technology. Concretamente, hay un apartado entero dedicado al olor y la excitación sexual, en el que se comentan las posibles influencias de diferentes aromas sobre la atracción, desde las feromonas a los olores de diferentes alimentos y condimentos. Y se lista en una tabla la relación entre determinados olores y el aumento en el flujo sanguíneo en el pene (otra vez: no me imagino la toma de muestras con nuestros catadores de aroma oliendo mientras se le mide en el asunto el parámetro que sea). La lavanda y el aroma a donuts son los que ganan (sin comentarios).Entre la excitación sexual en mujeres y los aromas, el pepino (¡!!???) y el pan de banana y nueces son los que ganan.

Se me ocurren multitud de comentarios finales (algunos inapropiados). Pero en general, opino como uno de los autores, que en esto de los afrodisiacos hay mucho cuento, y que es más bien tema de conversación de camilla con los amigos.

El cuadro es “Desnudo femenino y masculino, yaciendo entrelazados” de Schiele.

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Based on a work at www.lamargaritaseagita.com.
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